Escribí este relato casi del tirón. Viene siendo un pequeño homenaje a uno de los padres de la literatura fantástica.
Había una vez un árbol que no se conformaba con comer tierra, beber agua, cavar hondo y dormir. Cuando no era más que un brote apenas salido del pipo, soñaba con ver qué era lo que había más allá de los grandes árboles que no le dejaban ver el bosque. Sigue leyendo