Soy de esos escritores que adora el Worldbuilding aunque ni lleve moluscos simbólicos ni órbitas extrañas. Pero como a Tolkien, me gustan los mundos con trasfondo, historia antigua y no tan antigua; y debido a eso llevo, desde que empecé a escribir La vara de serbal, elaborando su pasado. Primero a grandes rasgos y más tarde definiendo algunos de esos pasajes. Horas y horas de trabajo, de comerme la cabeza y garrapatear planos, mapas, leyendas, mitos… de los que no aparece sino alguna pincelada en el texto final. Sigue leyendo