No sé cómo es presentar una novela en vivo y en directo. Y la verdad, conociendome quizá sea mejor así, pues ver a un tío balbuceante y sin saber qué decir no inspira precisamente a comprar su libro, lo cual, supongo, es el principal motivo para hacer presentaciones. Como soy un escritor independiente, sin apoyo editorial, y con las habilidades sociales mínimas para permanecer en público sin que la gente llame a la policía, quizá sea mejor así, hacer la presentación escrita. Tiene lógica, ¿no? porque a eso me dedico. A escribir, no a hablar.
Empezar a presentar una novela tiene mucho en común con empezar a escribirla. Tienes unas cuantas ideas clave, puede (o no) que un desenlace; cosas que quieres incluir, aunque no sabes muy bien cómo hacerlo, y muchas dudas. La forma de afrontarlo es la misma: ponerme a escribir y confiar en que, de algún modo, todo acabe saliendo bien.
Comencé esta novela, como casi con todos mis proyectos, queriendo sacar algo que llevaba dentro carcomiendome, sabiendo que si no lo sacaba acabaría perdiéndose para siempre. Por aquel entonces acababa de terminar el primer borrador de “La vara de serbal” (LVDS a partir de aquí), la novela que estuve escribiendo, poco a poco, durante diez años, y comenzado con lo que se iría convirtiendo en “El anillo de los Salazar”; una novela (escrita en un tono bastante más crudo que la anterior) que comencé cuando aún no había acabado LVDS, para evitar sentir el vacío que su concepción había llenado durante años. Durante uno de esos inevitables bloqueos escribí un par de capítulos con la idea inicial de VDS (Varas de sauce) en la que los personajes principales eran los hijos de los protagonistas de LVDS. Esto parecía contradecir a la promesa que me había hecho a mí mismo un tiempo atrás: que LVDS no tendría una segunda parte… y no es una segunda parte. Es una continuación, si, pero también es una historia independiente narrada desde un estilo ligero y juvenil, acorde con sus protagonistas. Decidí además que sería una novela corta y esbocé los conflictos principales, algunos personajes más, algunos rescatados de LVDS, con su necesaria evolución, y otros completamente nuevos.
Comencé a escribir y, con la idea central en la cabeza y el primer conflicto serio esbozado, fui narrando una historia de amistad, diseminando pequeños misterios entre chismes, conversaciones aparentemente absurdas pero no carentes de significado, puntos de vista de los niños protagonistas y algunos sucesos inquietantes. Cuando acabé los nueve primeros capítulos sufrí un nuevo bloqueo. Tenía a los protagonistas en un brete en el que yo mismo los había metido y las dudas me invadieron, no sabía cómo continuar, o más correctamente, cómo abordarlo. La solución vino de estudiar lo que ya había escrito de forma tanto argumental como (y esto fue lo que me dio el impulso definitivo) estructural. De ahí deduje que, casi inconscientemente, había reproducido en esos nueve primeros capítulos la estructura “Planteamiento-nudo-desenlace” del propio planteamiento. Fue entonces cuando decidí seguir con esa estructura, planeando otras dos partes de extensión similar a la primera, aplicando la misma estructura fractal, lo cual culminó en una escaleta en la que esbocé los dieciocho capítulos restantes. Escribir el resto fue una labor de descubrimiento en la que los propios personajes pusieron su personalidad a favor de la historia, en especial una de ellas, Teff, quien se convirtió en la pieza clave que necesitaba. Un personaje de explosiva personalidad, que no se muy bien de donde salió, y que sacudió una patada al castillo de naipes cuidadosamente colocados que llamaba escaleta, obligándome a retocarla por completo. El resto pareció escribirse solo, con la única dificultad de ir encajando los sucesos en la estructura; si bien, aún no contaba con un final claro. Cuando por fin se me ocurrió, las piezas encajaron unas con otras, como si realmente hubieran sido pensadas desde un principio, incluida la coherencia necesaria a la escena final, el cierre de la cual, hasta ese momento, me llenaba de dudas.
Tras eso escribí un epílogo (buena parte llevaba escrito desde antes, realmente) en el que cierro los pequeños detalles que habían quedado abiertos, abro algunas incógnitas, por si me animo a escribir una continuación, y finalizo con el padre de dos de los niños relatando el comienzo de LVDS, con lo cual cierro el círculo. De forma que Varas de sauce puede ser secuela, precuela, o narración independiente de LVDS.
Y bueno, llevo casi setecientas palabras y aún no he hablado del argumento: la sinopsis es:
Luca, Ronna, Set, Dan y el extraño y recién llegado Lobo solo quieren pasar un verano tranquilo construyendo su cabaña, yendo a clases con su profesor, Naaven, y refrescándose en la pequeña represa. Pero un hombre de ojos blancos les advierte contra una venganza largamente pospuesta, unos muchachos desconocidos, en busca de calaveras, los expulsan de su charca, y encuentran vacía la cabaña de su profesor. En unos días zarpa el primer barco que sale de la isla en más de cien años y Naaven, quien ha colaborado en el proyecto, parece haber desaparecido sin ni siquiera terminar de corregir sus exámenes.
Esta sinopsis resume lo que viene siendo la primera parte y es todo lo que puedo decir sin spoilers demasiado gordos.
En total son unas 36000 palabras de fantasía juvenil (creo que) bastante atípica. Combino misterio con acción y humor principalmente, pero también hay reflexión, tanto de fondo como en forma de ideas expresadas por los niños protagonistas desde su punto de vista, en contraste con la forma de ver las cosas que tienen los adultos. De nuevo no puedo contar mucho más sin que sea spoiler y sin perderme en detalles, pues no es tan fácil para un autor hablar en perspectiva de una obra que ha montado palabra a palabra sin dar detalles irrelevantes para los lectores, Así que animo a leerla, que son 180 páginas de nada, entre las cuales incluyo más de treinta ilustraciones y un mapa de la isla donde se desarrolla. No os puedo decir nada más que no os digan los personajes, los cuales han sido trabajados para que tengan su propia voz y personalidad, y lo que podáis encontrar recorriendo los paisajes de esa tórrida Tamyria veraniega, en contraste con la invernal que conocisteis en La vara de serbal. Espero que conozcáis a mis niños y os entren ganas de adoptarlos, del mismo modo que quise yo al escribirlos.
Enlace a la versión en papel: https://www.amazon.es/Varas-sauce-%C3%BAltimo-proscrito-Serie/dp/1980754055/ref=zg_bsnr_1349108031_16?_encoding=UTF8&psc=1&refRID=P15SAJWV87S58ME3WDGZ
Enlace a la versión digital: https://lektu.com/l/nicolas-aparicio/varas-de-sauce/9307