Disciplina castrense

 

Olaus Magnus Historia om de nordiska folken

Escribí este relato sin apenas pensar en lo que hacía. Creo que acababa de leer alguno de los libros de la guardia de Mundodisco y eso se nota en el tono con el que está escrito. Aparecen además unos cuantos personajes conocidos para quien haya leído La vara de serbal.

El cabo Cobb escondió el cigarrillo que acababa de liar en el hueco de la mano y apoyó la sandalia contra la pared de la cantina. Saludó a dos sargentos y poco después, observando distraído a las nuevas reclutas vio algo que no estaba bien. El cabo, aún con su aspecto mugriento y sus andares patosos había sobrevivido a más batallas que el mismo capitán Brei y era capaz de ver cuando algo no andaba bien. Aún no sabía lo que era, pero si seguía vivo y con casi todos sus miembros en su sitio era gracias a ese instinto. Ese individuo no era militar y sin embargo portaba galones de comandante. Lo rodeaba un grupo de presuntos sargentos. Cobb los siguió a ver donde iban. Tomaron la calle que conducía al edificio del cuartel general y trató de seguirlos pero el centinela lo detuvo. Sigue leyendo

El anacoreta.

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Photo: Romain Guy. Light to Sand

El anacoreta despertó en su cueva. Algo pasaba, algo volvía a perturbar el descanso de aquellos que no debían ser despertados. Se incorporó con un desagradable chasquido de casi todos sus huesos y abrió los ojos blancos. Una nueva capa de sedimentos cubría el suelo casi hasta la altura de la repisa, el lugar por donde antaño corriera el arroyo subterráneo, estaba colmatado de limo. Salto desde su repisa, se  intentó sacudir el polvo de siglos y cayó en la cuenta de que el pelo y la barba, que habían crecido sin control durante todos esos años le suponía un grave problema a la hora de moverse. Eligió un lugar en la arena húmeda y cavó en ella al tiempo que saciaba su sed milenaria con el turbio agua que manaba. Al fin rescato su pequeña y aún afilada hoja de sílex, pues una de acero habría acabado deshecha con el paso de los siglos. Sigue leyendo

El Dictador Oscuro (SciFi)

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Tibor recorrió una vez más el pasillo que se curvaba bajo sus pies mecánicos. Los hidráulicos gastados de su pierna derecha rechinaban cada vez más y pronto las holguras serían incapacitantes, pero se resistía a volver al Reconstructor. Cada vez que tenía que arreglar algo de su cuerpo biónico, quedaba algo menos de él. Se preguntó una vez más qué sería esa vez, si no era ya la definitiva. Sigue leyendo

El Wyrm

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Muy adentro del Bahel, más allá de la meseta de Yogsuggah, discurre el Riff, un barranco inmenso, un corte en el terreno que parte en dos el desierto de este a oeste durante cientos o miles de leguas.  Los Bhêleg, los nómadas que habitan esas áridas tierras, jamás han atravesado esa línea, pues conocen muy bien lo que hay más allá. Sus tradiciones, transmitidas de generación en generación dicen que el Hechicero levantó esa barrera para proteger su reino. Dicen que desde un lugar determinado del barranco, si el día está claro, lo cual en el desierto es un regalo poco habitual, se puede ver el Wyrm allá en la distancia. Sigue leyendo

El hombre sin sombrero.

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Da voz a los recuerdos y ofrece una solución en forma de historia para un personaje que pierde la memoria cada día.

El hombre despertó. Era una sala blanca, a su lado había un anciano con la mirada perdida que babeaba sin remedio. ¿Como he llegado aquí? Se preguntó vagamente. Llegó un enfermero alto y pelirrojo y se dispuso a atenderlo, le limpió la boca y lo subió a una silla de ruedas. Sigue leyendo

Adiós, valiente. Reto ELDE 6

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Describe una escena de un relato pensando en una fecha significativa para ti y traslada esas emociones a tus personajes.

Aún contigo, recordé aquel momento, años atrás en que tuve que decirle adiós a otro amigo. Duele igual, pase las veces que pase. Acaricio tu cabeza huesuda, me pareciste feo la primera vez que te vi, y también dabas algo de miedo. Esas heridas abiertas que no te acababan de curar y la historia que había detrás de tu tierna mirada. ¿Cómo podía ser tan noble y cariñoso alguien que lo había pasado tan mal? Tenías miedo a otros perros cuando deberías haber tenido miedo de los humanos que te obligaron a hacer todo ello. ¿Mataste alguna vez? No me importa y no quiero saberlo, solo sé que me has querido y solo puedo decirte adiós. Sigue leyendo

Esta noche, en Sala sepulcro… Reto III El Libro del Escritor.

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–Hola, buenas noches queridos radioyentes. Hoy, como siempre a esta hora en Sala Sepulcro, tenemos a un invitado especial, bueno, en este caso invitada. Puede que su nombre no les suene de nada y como además a nuestra invitada no le hace mucha gracia que lo desvelemos no lo diré, je je. Pero estoy seguro de que sí que conocen a su alter-ego. Con todos ustedes: ¡Chica estaca!. Sigue leyendo

Reto ELDE. Primer relato: El vestido rojo.

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La verdad es que esperaba mucho menos de aquella nochevieja pero realmente fue algo impresionante. Me esperaba una noche solo, en un bar de pachangueo, ciego como un topo y borracho como un piojo, esperando ese momento tan agridulce que es el desayunar churros con chocolate.

Días después me di cuenta de que obviamente no llegue a los churros de Angelita, y a decir verdad, no los eché de menos. Sigue leyendo

Un aperitivo.

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Estoy tardando mucho en actualizar el blog y me empiezo a sentir mal, así que dejo por aquí esto que escribí hace algún tiempo, una de las historias «paralelas» aunque no necesariamente cohetaneas. He de confesar que va dedicado a un personaje muy interesante que no ha tenido gran recorrido en mi novela La Vara de Serbal y sentía que se lo debía, que no fuera solamente una coma en el texto.

Solo había algo peor que ser trasladado a La Mazmorra y Hurdax ya lo había vivido.
Lo siguiente sería probablemente Sigue leyendo

La Raiz.

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Escribí este relato casi del tirón.  Viene siendo un pequeño homenaje a uno de los padres de la literatura fantástica.

      Había una vez un árbol que no se conformaba con comer tierra, beber agua, cavar hondo y dormir. Cuando no era más que un brote apenas salido del pipo, soñaba con ver qué era lo que había más allá de los grandes árboles que no le dejaban ver el bosque.           Sigue leyendo